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miércoles, 18 de mayo de 2011

CVG apoya a democraciarealya

Por fin estamos saliendo a la calle y se están empezando a preocupar. Adelante, sigamos saliendo, hagamos que la clase política se renueve de verdad. Tenemos una oportunidad. Nosotros somos la sociedad. Nosotros somos todo: votantes, clientes, trabajadores, espectadores. Nosotros formamos nuestra ciudad y nuestra manera de vivir. Nosotros somos su único soporte. Demostremos que son ellos quienes dependen de nosotros y no al revés. Abogamos por una renovación total de la clase política. Se defenderán diciendo que somos de izquierdas, derechas, antisistema, harán lo que sea para volver a controlar la situación pero no, la situación la controlamos nosotros, nosotros somos lo que ellos necesitan pero, en cambio, nosotros no necesitamos a ellos. Adelante con el movimiento Democracia Real Ya también en Vitoria, CVG ya forma parte de él.

CVG apuesta por ahora por la abstención

A la ciudadanía nos han sumergido sibilinamente en un sistema en el que lo único que tenemos que hacer es votar. La participación posterior es inexistente. Hay numerosos ejemplos que demuestran que dicha participación es solamente de cara a la galería, como los consejos territoriales, que lo único que acuerdan es arreglar alguna calle y parecer que sirven para algo. Esta situación se ha venido repitiendo desde hace bastantes años y con todas las formaciones políticas. El ayuntamiento, paternalista, nos trata como a niños diciéndonos que no nos preocupemos, que ellos lo van a solucionar todo pero nunca es así. De hecho, el descontento con la clase política es mayor que nunca y actualmente es visto como el segundo gran problema en nuestro país, tras la economía. El argumento de que quien no vota no puede protestar es otro de los lugares comunes a los que siempre nos remiten para defender el inmovilismo, tan demagógico como falso. En una democracia de verdad, todo el mundo tiene derecho a protestar, vote o no vote. No votar, de momento puesto que todo puede llegar si nos dejamos, es un derecho tan legítimo como votar. De hecho es una forma de protesta, en mi opinión más efectiva que otras puesto que los datos salen públicamente a la luz y demuestran, con datos concretos, el número de ciudadanos que no queremos a los políticos, que gane quien gane no nos importa puesto que nunca cambia nada, haciendo bueno el dicho lampedusiano “que todo cambie para que todo siga igual”. No solucionamos nada votando, solamente reforzamos aún más un sistema que ha convertido a los políticos en una casta especial, intocable y corporativista. No olvidemos la última ley que obliga a los medios de comunicación a informar conforme a los intereses políticos, en contra de todas las asociaciones de periodistas.
Muchos ciudadanos demandamos y apostamos por otro sistema, a nuestro entender mucho más democrático, en el que las listas sean abiertas, los mandatos limitados en el tiempo, se favorezca la organización ciudadana independiente de los partidos políticos, los pactos políticos necesarios para la gobernabilidad de una ciudad estén basados en los problemas de la ciudad y no en los intereses supramunicipales de los partidos ,los grandes asuntos sean consultados a la ciudadanía (BAIC, AES…), los órganos de participación sean verdaderamente útiles y abiertos, a través de internet, Centros Cívicos….
Las opciones actuales, todas, están esclavas de intereses de partido totalmente al margen de la realidad de nuestra ciudad. Es de dominio público que las formaciones políticas, tras las elecciones, negocian desde un punto de vista global, intercambiando ayuntamientos y diputaciones, vinculando acuerdos municipales con la gobernabilidad de la Comunidad Autónoma o del Estado, es decir, mezclando churras con merinas, en el que nuestras ciudades no son sino simples monedas de cambio, con tal de mantener o aumentar cuotas de poder. De esta forma los acuerdos firmados en las sedes centrales de los partidos políticos obligan y condicionan de manera definitiva cualquier actuación municipal. Los concejales, si quieren mantener el puesto, no tienen otro remedio que aceptar la disciplina de partido y asentir, tanto si les gusta como si no. De esta forma se truncan constantemente las expectativas ciudadanas y se desvirtúa la intención inicial de los votantes, con lo que la frustración posterior está garantizada. Dicho descontento solamente puede ser canalizado protestando y a los cuatro años cambiando el voto, con lo que el proceso descrito vuelve a empezar.
CVG apuesta por no participar en este juego inútil, a la vez que promueve en este blog la canalización de todas las personas descontentas y escépticas con el modelo actual de gestión de la política municipal en un nuevo movimiento ciudadano independiente, llámese CVG o cualquier otro puesto que no queremos ser protagonistas de nada sino colaboradores. Para ello animamos a la participación insertando comentarios, aportando ideas, formando parte del blog, creando un nuevo movimiento o cualquier otra cosa que se os ocurra, pero el caso es movilizarse, actuar, en definitiva, trabajar por nuestros intereses ciudadanos. NADIE MÁS LO VA A HACER, está más que demostrado vistos los últimos veinte años.